Antes de explorar otros lugares de Mallorca, la cala de Santanyí merece un buen baño. Es lo que piensan Erick, Catherine y Susi, unos turistas suizos de la bonita ciudad de Ginebra, dispuestos a disfrutar de unas vacaciones en Mallorca por espacio de dos semanas. Les encontramos tomando unos refrescos en la terraza del hostal Playa, ubicada de forma elevada sobre la arena, justo donde arranca una cuesta de ambiente turístico que conduce a una pequeña gruta en la roca.
«Este lugar nos parece perfecto, porque es tranquilo, bastante más que otros sitios de la Isla, pero por la noche a veces nos vamos a otros lugares, como la Colònia de Sant Jordi o Porto Cristo, ya que aquí hay poco ambiente». Erick habla muy bien castellano y al igual que sus acompañantes, afirma que le interesa todo lo que concierne a la cultura española, y especialmente mallorquina.
«Nos ha sorprendido lo verde que está Mallorca, pensábamos que era más árida y con menos árboles, como otras islas mediterráneas. También hemos visitado el casco antiguo de Palma, otra magnífica sorpresa. Nos ha impresionado sus dimensiones, el carácter histórico y la belleza de los patios. Es algo único en Europa. Asimismo hemos degustado la gastronomía típica de aquí, como la sobrasada, y buscamos un bar donde podamos probar granizados y horchatas naturales. Una iniciativa que nos ha encantado ha sido la posibilidad de poder contar con bicicletas de forma gratuita para dar paseos de dos o tres horas. Pensamos volver a Mallorca para conocer más cosas,» aseguran. Una opinión generalizada entre la práctica totalidad de turistas que encontramos este verano.