A Bill y Jane, una pareja británica que visita Mallorca por quinta vez, les encanta Cala Fornells, donde se hospedan por segunda vez: «Nuestra primera visita a la Isla fue en 1996 y cada vez nos gusta más. Esta cala nos atrae sobre todo por su carácter tranquilo, que invita al relax. De noche no hay ruidos molestos, apenas tiene tráfico, ya que no viene de paso y hay que llegar a propósito. Conocemos otros lugares de Mallorca, pero Cala Fornells es perfecta, aseguran».
Ambos han visitado otros centros turísticos del Mediterráneo, en Italia, pero prefieren venir aquí. «Preferimos el ambiente español al italiano, es más amistoso. Estuvimos en Cerdeña y allí tienes que hablar su idioma, aunque la comida italiana es tal vez mejor. Aunque aquí tambien hemos degustado algunos platos y bebidas típicas, como la sangría y el vino de Binissalem».
Bill y Jane piensan que uno de los problemas que deben afrontar las instituciones en Mallorca es el crecimiento turístico o residencial excesivo: «Visitamos Cala Pi y la verdad, pensamos que debería haberse respetado más el paraje. Las construcciones están demasiado cerca del torrente y estropean el entorno natural que rodea la playa,» aseguran, al tiempo que destacan la belleza y calidad arquitectónica del Casc Antic de Palma. «Otro aspecto que resulta algo molesto es la proliferación durante los últimos años de vendedores ambulantes que te acosan con sus productos por todas partes, lo que antes no ocurría en Mallorca», afima Bill, quien no obstante, asegura que piensan volver a Cala Fornells, para disfrutar del ambiente que se respira en la terraza del hotel, que recuerda a la Mallorca de antaño.