El acuerdo de gobierno para el Ajuntament de Palma contempla, entre otras medidas, la supresión de la tasa de la ORA que pagan los residentes de las zonas donde se aplica, un tranvía a S'Arenal, la creación de zonas verdes y parques (entre ellos el de Ses Vies, en Jacint Verdaguer), mayor presencia policial en las calles, la anulación del proyecto de reforma de la fachada marítima y, entre otras propuestas, la rehabilitación integral de varias barriadas y el traslado a otra parte de la ciudad de una parte de las viviendas previstas en Son Busquets. Un proyecto estrella del PP, el metro, pasa a la historia. No tendrá continuidad. El metropolitano de Palma se quedará en sus actuales siete kilómetros.
El pacto se firmó ayer en la sede del PSOE. Cada uno de los firmantes (Aina Calvo, por el PSOE; Miquel Nadal, por UM y Eberhard Grosske, por el Bloc) lo hizo por separado. Por ese motivo no hay ninguna imagen gráfica de un acuerdo que pone fin a 16 años de gobierno del PP en la capital balear y que se materializará esta mañana cuando una alcaldesa socialista asuma la vara de mando.
El «Acuerdo para la gobernabilidad y el futuro sostenible de la ciudad de Palma», que ese es el nombre final del histórico acuerdo, ocupa doce páginas y detalla los compromisos que se pondrán en marcha en el mandato.
Recoge buena parte de las principales promesas que los partidos hicieron a lo largo de la campaña y parte de un compromiso: «garantizar la gobernabilidad y un futuro de progreso, de avances y modernidad para Palma mediante un nuevo gobierno municipal con capacidad de gestión y bajo los principios irrenunciables de transparencia y mayor atención en la gestión económica y administrativa, siempre en exclusiva defensa de los intereses de la ciudadanía de Palma».
Esta dividido en varios apartados y arranca con una definición del modelo de ciudad y los ejes sobre los que girará el nuevo gobierno.
Aboga por «una actuación planificada frente a una política improvisada y desordenada», prevé la reforma de la Ley de Capitalidad para devolver la competencia de urbanismo al Consell de Mallorca y una revisión del Plan General. Igualmente el desarrollo de «políticas potentes en materia de vivienda y gestión de suelo», la potenciación de transporte público, más recursos para política social, plan de choque para hacer de Palma una ciudad limpia donde la cultura y la educación serán dos grandes apuestas. Se duplicará el números de plazas de las guarderías, se abrirán más bibliotecas y se construirán nuevos centros socioculturales (el edificio de GESA pasará a ser un espacio cívico, cultural y artístico que sea «un referente del Mediterráneo») y el Ajuntament convocará un Congreso Municipal de Cultura para que sus conclusiones sirvan para elaborar un proyecto cultural para la ciudad. El programa prevé la creación de una nueva Concejalía, la de Igualdad, que desarrollará sus políticas incidiendo especialmente en las mujeres.
El pacto incluye una cláusula de salvargauarda: ningún partido podrá presentar propuestas sin contar con los demás.