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Editorial

Primeras espadas en la arena de Mallorca

Palma recibió la visita este viernes de las primeras espadas de la política nacional, a pesar de que la campaña electoral que hoy cumple su ecuador servirá únicamente para renovar los cargos locales y autonómicos. Pero a ellos, que viven en una campaña de márketing personal permanente, como un combate de boxeo cuerpo a cuerpo, les interesa defender sus feudos y arrebatarle los suyos al enemigo. Esta vez, en Palma ambos y también en Menorca y Eivissa Rajoy volvieron a lo mismo. El primero, a intentar convencernos de que su modelo de política se basa en la sensatez y en la política social, rehuyendo los asuntos espinosos tipo negociaciones con ETA, y el segundo, en su obsesión con el riesgo de ruptura de España. Y en eso tenía razón el socialista, el primer peligro que sufre nuestro país no es la desintegración territorial sino la desintegración del territorio. Al menos eso es lo que percibimos los habitantes de estas Islas.

De cualquier forma, estos mítines multitudinarios basan su éxito, que indudablemente lo tienen, en convencer a los convencidos. ¿Habría algún indeciso entre quienes hicieron cola para entrar en el Palma Arena o en Son Moix? Probablemente no. Pero los políticos saben que un mitin de este calado atrae a la prensa y se lleva litros de tinta y metros de papel impreso. De eso se trata. Atravesamos el ecuador y quedan apenas cinco días para convencer. Así que debemos esperar algún as en la manga. Algo se le escapó a Jaume Matas, aunque la propuesta resultó de lo más confusa. Seguramente se reserva los próximos días para aclararlo. Se trata de atraerse las simpatías de los pensionistas, un colectivo tradicionalmente codiciado por los políticos, dado su número y su activismo.

En fin, así son las campañas. A estas alturas la mayoría tendrá claro a quién va a conceder su voto y los indecisos lo tendrán difícil ante el aluvión de propuestas y promesas de todo tipo que lanzan unos y otros. En estas Islas la incógnita se mantendrá probablemente hasta el día 28 porque, de no haber mayorías absolutas, la clave estará en los pactos. Y eso es ya harina de otro costal.

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