NEKANE DOMBLÀS
Lunes, 7 de mayo. Ocho de la mañana. El atasco medio en cualquier punto de la vía de cintura está a esa hora entre diez y quince minutos de parón o de circulación a ritmo lento. Las colas alcanzan dos kilómetros en la zona comprendida entre el enlace a Génova y la carretera de Puigpunyent en dirección a Palma. No es el único punto complicado; en el otro carril de la vía de cintura, la situación es parecida, con una larga cola que comienza en el enlace con la calle Aragón y llega hasta el enlace a Puigpunyent.
Según el centro de control de tráfico del Consell de Mallorca, también hay atascos en los accesos a Son Castelló desde la vía de cintura y desde la carretera de Inca, en el Coll den Rabassa para acceder al Passeig Marítim, en la rotonda de Can Blau, en el Passeig Marítim...
¿Qué ha pasado para que todas las entradas y salidas de Palma estén atascadas? Nada. Es un día normal y corriente. No ha habido accidentes, no ha llovido, no hay niebla, no hay obras en la carretera, no hay competiciones deportivas; sólo hay coches y más coches con sus conductores intentando llegar a sus puestos de trabajo.
Quienes viven en municipios de la Part Forana o en barriadas palmesanas alejadas del centro y tienen que acudir a su puesto de trabajo en la capital de Balears cada mañana reconocerán de inmediato esta situación: atascos y más atascos en cualquiera de las vías de acceso a la capital. Entrar en Palma a primera hora de la mañana implica introducirse lentamente en una trampa, una ratonera de la que es imposible escapar. Basta con elegir una semana al azar, por ejemplo la que acaba hoy, para comprobar que el problema de los atascos no es algo ocasional o producto de algún accidente de tráfico.
Martes, 8 de mayo. Ocho de la mañana. No hay accidentes ni nieblas ni llueve ni se están realizando obras de asfaltado, no hay competiciones deportivas ni incidentes en las vías. Lo que hay, de nuevo, es un atasco, coches detenidos en la vía de cintura a la espera de que el tráfico sea más fluido. La situación no varía con respecto al día anterior. Tampoco lo hará el miércoles, un día después.
La ley de Murphy establece que toda situación negativa es susceptible de empeorar y eso es lo que sucedió el jueves de esta semana elegida al azar. Este día sí hay niebla, pero además hay unas obras de asfaltado en los túneles de Génova que debían haber acabado a los 6 de la mañana pero que se prolongan hasta las 8 por problemas técnicos en la maquinaria utilizada.