El paisaje de Mallorca refleja el abandono de buena parte de la actividad agrícola tradicional de la Isla. Los almendros que acompañan este texto no podrían incluirse en el grupo de cultivos que han dejado de ser rentables. Hace sólo dos años, las almendras de Mallorca registraron unos niveles históricos de producción y precio que hicieron que aquella campaña fuera sumamente rentable. El pasado año, la campaña no fue tan extraordinaria, pero pudo calificarse de buena.
Aun así, ¿cuántos almendros vemos a principios de otoño con el fruto sin recoger? A pesar de los rendimientos, de las ayudas públicas, no se recogen todas las almendras. ¿Cuántos casos conocemos de un propietario de tierras que regala las almendras a quien las quiera recoger?
En este caso, un grupo de almendros en un terreno de Son Sardina, los árboles ni siquiera dan fruto, han muerto. Esperemos que no sea el signo de la agricultura que nos espera, del paisaje que nos espera. Debemos dar a la agricultura la importancia que tiene, por sí misma y como conservadora de nuestro paisaje ancestral.