La irrupción de la escritora Maria de la Pau Janer en la campaña electoral ha causado tanta sorpresa como polémica, algo de agradecer en estos tiempos en los que la política pura y dura ilusiona muy poco y los ciudadanos prefieren hablar de otras cosas. Esto, en cambio, está dando que hablar, tanto para quienes defienden la arriesgada apuesta de Jaume Matas al situarla en el número ocho de su lista de candidatos al Parlament por la isla de Mallorca, como para quienes critican la inclusión de la ganadora del Premio Planeta en la candidatura. Sectores de la derecha más dura y que muestran constantemente su odio a la lengua y a la cultura catalanas ya han expresado su rechazo, máxime cuando Janer no disimula las pocas simpatías que le despierta la cúpula del PP nacional.
No cabe duda que el presidente del Govern ha dado un golpe de efecto, pero queda por ver cómo reaccionarán las bases de su partido y cómo aceptarán Rajoy y Acebes esta extraña elección de Matas.
Maria de la Pau Janer, por su parte, ha adoptado una decisión de riesgo que puede perjudicarle en su carrera literaria. Quienes la critican aseguran que se ha pasado al «otro bando», recordando sus antecedentes nacionalistas y su apoyo explícito a CiU. ¿Qué hace Janer en el PP, aunque sea el balear, supuestamente más moderado que el PP de Aznar y Acebes? ¿Encontrará Janer los apoyos necesarios para llevar a cabo sus ideas si Matas es investido presidente y la nombra consellera de Cultura?
Estamos, pues, ante una jugada sorprendente y con riesgo desde distintos puntos de vista, que puede hacer perder votos a Matas en los sectores más derechistas y quizá dárselos en el electorado más centrista.
Al margen de márketings políticos, de vendettas nacionalistas y del rechazo de grupos anticatalanistas, hay que convenir que, en principio, es una candidata adecuada para la cartera de Cultura una ciudadana de Balears que escribe, siente y piensa en catalán y tiene una sensibilidad muy desarrollada hacia la lengua y la cultura de estas Islas. Pero no lo tendrá fácil. No le faltarán críticas y hasta zancadillas.