OLGA QUINTANILLA-MADRID
Declaraciones contradictorias sobre las causas que motivaron el cierre de la aerolínea Air Madrid el pasado 15 de diciembre, fue la tónica general ayer en la declaración de los directivos de esta compañía aérea ante la Audiencia Nacional.
El presidente de Air Madrid, José Luis Carrillo, imputado, junto a otros tres altos cargos de la compañía, por un presunto delito de estafa y fraude contra los consumidores, aseguró ayer ante el juez Grande Marlaska que la conducta de los responsables de la compañía fue en todo momento «absolutamente irreprochable».
Además de Carrillo, declararon ayer la directora del departamento de Ventas, Silvia Avelar Bravo, y el director del departamento de Gestión, Juan Barjau Romero, mientras que la declaración del adjunto a la presidencia de la compañía, Julio Miguel Martínez Sola, se ha pospuesto para el próximo día 27 de abril.
El juez Grande Marlaska requirió a los imputados la entrega de diversa documentación entre la que se encuentran «contratos de los alquileres de aviones, así como la publicidad lanzada durante el mes de diciembre». Marlaska deberá determinar si los directivos de la compañía tenían previsto cerrar antes del día 15 de diciembre y el número concreto de billetes que se vendieron «algo que se desconoce por el momento», según las mismas fuentes jurídicas
Carrillo fue el primero en declarar y reconoció que la compañía vendió sus billetes hasta el día 15 de diciembre por la tarde, a pesar de que desde septiembre de 2006 Aviación Civil le había abierto un expediente sancionador con diversos requisitos y advirtiendo sobre las deficiencias a corregir bajo la amenaza de suspenderle la licencia de mantenimiento y vuelos.
Carrillo aseguró que Air Madrid siempre quiso lo mejor para los consumidores y no pensaba que se iban a suspender las operaciones, la decisión que la compañía tomó el 15 de diciembre por la tarde ante la inminente retirada de las licencia.