BEA ROSELLÓ
El proyecto del puerto deportivo de es Viver, promovido por la sociedad Puerto Deportivo La Punta SL (integrada pro los grupos hoteleros Fiesta y Sirenis y el propio hotel Torre del Mar) ha hecho mella en la sociedad pitiusa. Desde antes de su presentación, los vecinos de Figueretes ya alzaron sus voces en contra hasta el día de hoy, cuando ya han recogido más de 11.000 firmas en contra, que fueron presentadas ante la comisión balear de Medi Ambient del Govern balear junto al estudio de impacto medioambiental elaborado por la Universidad de Alicante.
El proyecto fue presentado el pasado 15 de diciembre de 2005 ante una parte del vecindario de ses Figueretes. En un principio el proyecto contaba con 855 amarres, la mayoría de ellos destinados a albergar embarcaciones de gran eslora, pero la superficie y el número tuvieron que ser disminuidos ante un primer informe negativo de Costas el pasado mes de julio. De esta manera, el proyecto, que la recientemente recibió la luz verde por parte de la comisión medioambiental del Govern, rebajó en más de 20.000 metros cuadrados la superficie ocupada y el número de amarres pasó de 885 a 684.
Entre las opiniones a favor, entre las que se encuentra el propio Consell Insular, se destaca que la nueva infraestructura atraerá un turismo náutico de calidad aumentando las plazas para la acogida de embarcaciones y revitalizará la zona, hasta ahora un tanto degradada y aislada del núcleo fuerte de Eivissa. De hecho, hay que señalar que el Consell Insular de Eivissa modificó la clasificación final del litoral del Plan Territorial Insular para evitar todas las trabas legados para la construcción del puerto.
Los opositores a la infraestructura, entre ellos el Colegio de Arquitectos, alegan que con la construcción de este nuevo puerto la zona de ses Figueretes, y como consecuencia las playas del alrededor, se convertirán en un lodazal debido a que se reducirá el intercambio de aguas y una situación de «enfangamiento en las playas con el puerto», lo que producirá una reducción de la calidad del agua y una pérdida de la potencialidad turística de la zona. Por otra parte, el estudio de impacto medioambiental de la Universidad de Alicante, solicitado por el Ayuntamiento de Eivissa, señala que la propuesta de construcción afectará a casi 50 hectáreas de pradera de posidonia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así como a otras especies protegidas de interés ambiental presentes en la zona. En el documento se resalta que uno de los principales efectos de un dragado es la alteración de la topografía del fondo.