Como manda la tradición, el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, acompañado por el Capítol de la Seu, celebró ayer la bendición de palmas y ramos en el Palacio Episcopal. Una mañana espléndida y soleada a la que se sumaron numerosos fieles y turistas que tras la bendición se dirigieron en procesión a la Catedral. Una vez allí, Murgui presidió la Misa de la Pasión. Durante su homilía el obispo recordó la conveniencia de vivir de forma «activa» la Semana Santa y reclamó «abstinencia, ayuno y limosna, especialmente, en Viernes Santo».
La festividad del Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y, más atrás en el tiempo, la salida y libertad del pueblo judío de Egipto. Una libertad que, siglos después, todavía conforma el eje de la fe cristiana.
El Capítol de la Seu, como siempre, puso a disposición de fieles, turistas y curiosos numerosas ramas de olivo en el patio del Palacio Episcopal, aunque siempre hay quien opta por gastarse dinero y comprar las típicas palmas que se ofrecen habitualmente junto a la Puerta de la Almoina.
La Seu, una vez más, dio ejemplo de austeridad. El altar sencillo y la Seu espléndida con la luz filtrada por el magnífico rosetón. Mirando a los fieles, en los laterales, expuestas las banderolas con escenas de la Pasión, que el Viernes Santo adquirirán total protagonismo en la Catedral de Mallorca.