Unas 50.000 personas según datos del Cecor (Centro de Coordinación) que ayer agrupó a la Policía Local, el Cuerpo Nacional de Policía y Protección Civil, y 100.000 según la organización, tal y como señaló la presentadora de la gala, Victoria Maldi, se dieron cita ayer en el recién inaugurado Parc de sa Riera.
A pesar de esta multitudinaria asistencia, no hubo incidentes de importancia y la tranquilidad fue la tónica dominante. Cruz Roja atendió diez casos, la mayoría lipotimias, crisis de ansiedad y subidas de tensión, aunque ninguno necesitó ser trasladado al hospital. Todos se recuperaron rápidamente. Por su parte, el Cecor señaló que no hubo caos circulatorio ni atascos, por lo que la llegada al parque se produjo de manera escalonada, al igual que la salida. El parque se evacuó en una media hora sin complicaciones. Los ciudadanos fueron prudentes y pacientes, ya que sabían que eso les favorecería a la hora de salir.
A pesar de ello, a primera hora de la tarde los ánimos estaban a flor de piel. «Sobran sillas» era el grito que coreaban los asistentes, indignados con la distribución del público. Había dos partes bien diferenciadas: los invitados, que estaban situados frente al escenario en sillas, y el resto de ciudadanos, que se agolpaban allí donde podían, separados, eso sí, por unas enormes vallas de alambre.Así, había distintos focos de multitud: en las gradas, en los puentes de la zona y de acceso, en ambos lados de dichos puentes y en una improvisada grada en una montañita de tierra, señal de que el parque no está del todo acabado. Cartones, toallas de playa o incluso bolsas de basura servían de asiento a la gran cantidad de personas que escogieron este último lugar para presenciar la gala. Para muchos fue el sitio idóneo, ya que, al hacer pendiente, favorecía la visión de la gala. A pesar ello, no todos estaban a gusto con su decisión. La joven Silvia Mújica reconoció que la ubicación era «un poco cutre e incómoda», pero que tampoco había mucho dónde elegir si quería contemplar la gala. Montserrat Martorell señaló que podría llegar a ser «peligroso». Por su parte, el grupo de amigas formado por Marta Aleñar, María Àlvarez e Isabel Lucas confesaron que les resultaba un «poco increíble» tener que ver a sus ídolos sentadas en la tierra mientras otros (refiriéndose a los de la zona vip) tenían «sillas». La espera y la separación de público desesperaba a los asistentes, que se atrincheraban tras las vallas de separación. Para ellos, la organización colocó dos pantallas para que contemplaran las actuaciones.
Samantha Coquillat