JORDI SEVILLA-MADRID
Una exposición, que puede verse hasta el 7 de enero en Madrid, muestra a los ciudadanos qué no debe hacerse en la costa si se desea un desarrollo sostenible respetuoso con la flora, fauna, naturaleza y recursos como el agua.
La masificación de zonas como Santa Ponça, Torrevieja, Benidorm, Marbella o Ferrol es lo que muestran fotografías aéreas y de satélite que comparan la virginalidad urbanística de estos espacios en 1956 y el dominio más absoluto del cemento en 2004. «Cambios de ocupación del suelo en España. Implicaciones para la sostenibilidad» es el título de esta exposición de la Casa Encendida (Obra Social Caja Madrid), organizada por el Instituto Geográfico Nacional del Ministerio de Fomento, el Instituto de Desarrollo Regional de la Universidad de Castilla La Mancha, y el Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) con sede en la Universidad de Alcalá de Henares.
La muestra se divide en tres salas. La primera enseña en paneles verticales el brutal crecimiento humano y tecnológico de Madrid que en 1960 contaba con 2.117.123 habitantes y que en 2010 tendrá 3.275.109, y pasará de 67.414 vehículos censados hace 46 años, a 2.223.360 dentro de cuatro.
La segunda sala proyecta durante 10 minutos diapositivas de fotografías aéreas del litoral español, del interior agrícola y de los humedales para observar las diferencias entre la naturaleza salvaje de 1956 y su ocupación por parte del hombre en 2004 con edificios, industrias y pantanos. Entre 1987 y 2000, 200.000 hectáreas del territorio nacional se han convertido en naturaleza artificial.