Aída Nizar pasó por Tito's. Fue en la madrugada del sábado. Se presentó con tres místers: Àvila, Ceuta y Sevilla ataviados con sus galas de míster. La cosa terminó invitando a subir a chicas al estrado para que la ayudaran a quitarles la ropa, mientras, escotada hasta el máximo y con una botella en la mano, hacía preguntas al respetable sobre ella -porque Aída, ¿saben? camina por la vida de famosa, cuando realmente no es más que una friqui- y sobre personajes del corazón.
El público se lo pasó muy bien, sobre todo porque no desperdició la oportunidad de lanzarle algún que otro improperio, cosa que a ella le va, pues malo será el día que ni eso, que no la abucheen. Porque al igual que Ramoncín, en tiempos de 'El rey del pollo frito', a Aída se la contrata para que presente un show, pero lo que realmente sucede es que el público termina metiéndose con ella y pasándoselo bien.
Hay que decir que si sobre el escenario no pasa de ser una mediocridad, de cortinas hacia dentro es maleducada. Aída Nízar no trata bien a quienes colaboran con ella para que su trabajo no termine en naufragio.
Texto: Pedro Prieto