MONICA GONZALEZ
Hoy es el gran día de Bruno Morey, celebra sus bodas de diamante como canónigo doctoral de la Seu con una misa en la Catedral. A buen seguro él nunca confió en cumplir 60 años en el cargo ni en alcanzar los 91 años. Y la mejor prueba es que hace más de quince años, en el año 1990, contactó con Miquel Segura, escritor, colaborador de Ultima Hora y directivo del Institut d'Estudis Baleàrics, para que le escribiese su biografía.
«El darrer canonge» (ediciones Bitzoc) se publicó en 1991 después de un año de conversaciones entre Morey y Segura. El libro fue todo un éxito y en palabras del protagonista «escandalizó», «fue una revolución en la iglesia y la sociedad mallorquina», porque «hice concesiones que no gustaron a todos».
Recuerda, por ejemplo, la entrevista que mantuvo en 1943, en Madrid, con Escrivá de Balaguer, quien le ofreció «ser nombrado canónigo doctoral, vicario general de Salamanca y catedrático de Derecho de la Universidad de esa ciudad» a cambio de realizar su tesis doctoral ese mismo año. Ante ello, afirma que «siempre he pensado que aquella oferta tan tentadora llevaba implícita la condición de mi ingreso en el Opus Dei». Su respuesta fue un simple «me lo pensaré» y se despidió de un hombre que «me pareció un santo».
Más adelante, reconoce haber tenido siempre tres formas de confesar: en su casa, sentado, junto a una botella de coñac y un paquete de tabaco; en su coche dando vueltas al Born, y la penitencia colectiva. A propósito, relata cuando un día el obispo Hervàs le mandó llamar para prohibirle que volviera a confesar dentro del coche, a lo que contestó « (...) me sabe mal, pero pienso continuar con la misma práctica, y no por capricho, sino para ser fiel a aquel pensamiento evangélico que dice que los sacramentos son para el hombre, y no el hombre para los sacramentos. Y ahora le diré más: qué pensaría usted si le dijera que también he confesado en bañador, junto al mar».