S.CARBONELL
Desde el pasado 6 de noviembre, los pasajeros de todos los vuelos nacionales e internacionales de la Unión Europea, Suiza, Islandia y Noruega deben cumplir unas normas de seguridad más estrictas cuyas medidas se centran, por el momento, en el equipaje de mano. Las medidas de seguridad restringen la cantidad de líquidos o sustancias de consistencia similar que los pasajeros pueden llevar consigo cuando pasan los controles de seguridad de los aeropuertos comunitarios. Con esta medida, tal y como explican desde AENA, a los pasajeros sólo les está permitido llevar en su equipaje de mano pequeñas cantidades de líquidos. Estos líquidos, tal y como ya ha informado este periódico, tienen que ir en pequeños contenedores con una capacidad individual máxima de 100 ml. Cada pasajero tiene que empaquetar estos contenedores en una bolsa transparente de plástico con autocierre de no más de un litro de capacidad máxima.
Lo que no ha cambiado con la aplicación de estas medidas de seguridad, pero si ha creado bastante confusión entre los ciudadanos a la hora de preparar su equipaje de mano, es lo que hace referencia a los medicamentos. Entre los medicamentos que el pasajero puede llevar consigo en el avión figuran, además de los fármacos líquidos -como insulina, jarabes o colirios-, todo tipo de pomadas, cremas, geles, aceites o aerosoles, o alimentos especiales como por ejemplo para los celíacos.
Estos medicamentos pueden seguir llevándose en el equipaje de mano sin restricciones, aunque se recomienda llevar las pertinentes recetas médicas para justificar su utilización puesto que el personal de la compañía aérea en la que se viaje puede solicitar revisarlo de nuevo aunque previamente haya pasado los controles de seguridad.