San Martín y la Candelaria tienen en común la posición solar respecto al solsticio de invierno. Esta posición de los rayos favorece un fenómeno único de luz y color en la Seu de Palma, que es contemplado desde hace siglos por los mallorquines. Los días 11 de noviembre y 2 de febrero, la inclinación del astro rey, más o menos a las ocho de la mañana, hace que el rosetón del altar mayor vaya descendiendo hasta posarse bajo el del portal mayor, encajando perfectamente unos minutos después.
Cada año, aficionados y conocedores del espectáculo, se reúnen en la Catedral para contemplarlo y fotografiarlo. Pero, este año, debido al buen tiempo, a la información que se prorcionó en televisión y, principalmente, a que San Martín cayó en sábado, la afluencia de público fue más numerosa que en ocasiones anteriores. Más de doscientas personas madrugaron para acudir a la mayor iglesia de Palma y admirar la perfección del fenómeno.
Para los primerizos, sorprendía el punto de luz (resultado de un pequeño cristal roto) que se ve en el centro del reflejo y que parece el sol abriéndose paso entre los vidrios de colores. Lo que sí quedó claro ayer es que pocos son los asistentes que no se llevaron la estampa inmortalizada en su cámara fotográfica digital.
Lluc Alemany