C ala Major y Sant Agustí están a punto de dar portazo a la temporada y lo hace con la mirada puesta a un futuro muy incierto, ya que el cierre supone, además, el cierre de casi todos sus hoteles, algunos de los cuales no volverán a abrir más. ¿La causa del cierre? Por una parte, y según algunos, no hay turistas, por otra, los propietarios, que buscan una mayor rentabilidad, pretenden reconvertirlos en apartamentos. «De los cinco que quedan, dos han cerrado ya y otros dos cierran el 31 -nos decía María José, de la bisutería-. Y si cierra nos quedamos sin turistas, y nosotros vivimos de ellos». De la misma opinión es Juan, del bar El Tivoli. «Hasta ahora contábamos con 1.800 turistas, y si nos quedamos sin ellos con el cierre de los hoteles, ¿qué vamos a hacer?».
Que parece que podría haber estampida es algo que no escapa a nadie. Basta con ver la cantidad de carteles de «Se traspasa» o «Se vende» que hay en la zona. Y eso es una evidencia. Acompañados por Toni Marí, un vecino, seguimos recorriendo la zona. Xisca Morro, de Es Forn, lo va a lamentar, «porque a mí me salva la tercera edad. Así que si cierran los hoteles en invierno, ¿quién me va a comprar las ensaimadas?».
Samira, del Haití, dice que hace un mes el local estaba lleno, «ahora lo veo completamente vacío. Cala Major, que hasta ahora ha vivido del turismo, tal y como se han puesto las cosas va camino de convertirse en un barrio normal». José Antonio Vázquez trabaja en el economato del hotel Uto Palace, y es, además, sindicalista. «De palabra nos han dicho que cierran el 31, pero yo he pedido que nos lo pongan por escrito. Pero no me extrañará nada que cierren. Lo malo es que la gente se irá al paro, y muchos negocios que vivían de los turistas del hotel a ver que hacen ahora», explica. Luis Pons y María García, que recuerdan que hace 25 años había más de 40 hoteles, y que ahora sólo quedará uno, piensan que las cosas van a cambiar mucho en la zona a partir de ahora.
Pedro Prieto