La celebración eucarística de la fiesta de la Beateta 2006, celebrada ayer por la mañana en la iglesia del monasterio de Santa Magdalena, fue una de las más concurridas de la última década y también una de las más solemnes y soleadas. La tradicionamissa de la Beata contó con la presencia de la Beateta, Júlia Mulet Andreu, nieta de Pilar Ferrer e hija de Pilar Andreu que fue Beateta en 1980, y su corte de ángeles y payeses, y estuvo presidida por el canónigo Joan Bestard, asistido por los reverendos Bernat Pou, Jaume Bennàssar, Josep Jaume, Sebastián Oliver y Ricardo Ramos. Entre las autoridades asistentes estuvieron el conseller de Patrimoni del CIM, Joan Cerdà; la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer; el conseller de Comerç, Josep Joan Cardona; la consellera de Sanitat, Aina Castillo; el director insular de Cultura, Guillem Ginard; los regidores del Ajuntament de Palma, Rafael Durán y Margalida Ferrando, y el comandante Teodoro Pou Feliu, representando al comandante general de Balears.
Si la víspera de la presentación faltó la música, ayer se compensó por partida triple. Participó una colla de xeremiers; el Coro Infantil del Teatre Principal que amenizó la misa solemne y también el móvil de una autoridad presente que sonó dos veces durante la misa. No faltaron los bailes mallorquines a cargo de miembros de la Escola de Ball de Bunyola, que danzó durante el ofertorio y acabada la misa en el claustro de Santa Magdalena. Júlia Mulet, acompañada por familiares, fue la encargada de portar las ofrendas.
Acabada la misa pasaron a venerar el sepulcro de Santa Catalina Tomàs el clero, las autoridades, la Beateta y su corte, y tras ésta cientos de fieles, en su mayoría padres y familiares de los niños. A continuación en el claustro hubo fiesta para los participantes. Todos los asistentes se congregaron en el claustro de las monjas Canonesas donde estaba instalada una interminable mesa repleta de snacks y sobre todo 'chuches', a la que acudieron raudos los niños como moscas a un panal de rica miel. Al mismo tiempo los bailes mallorquines de los componentes de la Escola de Ball de Bunyola deleitaban a los mayores y pequeños. Amalia Estabén