Si Cala Mesquida representa un interesante ejemplo de playa turística respetuosa con el medio ambiente, Cala Millor es el paradigma de playa urbanizada de alta ocupación hotelera. Desde el reducto natural de la Punta de N'Amer se puede calibrar hasta que punto se ha extendido el cemento a lo largo de los más de dos kilómetros que ocupa la zona de Cala Millor y Cala Bona, cuyos límites desdibujan los edificios.
Por fortuna, la primera línea que en sus orígenes contaba con una transitada carretera que acentuaba aún más esta sensación de agobio, ofrece ahora una agradable zona peatonal en parte ajardinada con árboles y plantas cuya presencia invita al paseo, tras la ejecución del Pla d'Embelliment aplicado por la Conselleria de Turisme. Los accesos al tráfico rodado se limitan ahora a las calles que concluyen en forma de plazoleta frente a la playa para efectuar el giro, sin comunicarse entre si.
Paralela a la playa, Cala Millor dispone de una larga calle turística peatonalizada y con una amplia variedad de locales, al igual que la Platja de Palma o Magaluf cuenta con todos los servicios y pese a su aspecto masificado ofrece unas aguas limpias abiertas al mar del Llevant que invitan al baño.
Gabriel Alomar