GABRIEL ALOMAR
La corbeta sueca Helsingborg, el primer navío de guerra en el mundo diseñado con tecnología «invisible» integral combinada con un nivel operativo de gran versatilidad, se encuentra en la base de Portopí en visita de descanso y cortesía, en el transcurso de sus ejercicios por el Mediterráneo.
Se trata de un buque experimental perteneciente a la nueva clase Visby en vanguardia internacional y con facetas dignas de una película de ciencia ficción, que reflejan la tendencia naval del nuevo siglo XXI.
Este buque encabeza en la actualidad la Marina de guerra de Suecia y va pintada en colores de camuflaje, con superficies planas y mínima firma acústica, térmica y electromagnética. Su casco realzado por un puente sobreelevado con un ángulo de visión de 360 grados, es de fibra de carbono, material ligero de alta resistencia que le permite alcanzar velocidades del orden de los 35 nudos, gracias a propulsores waterjet que suministra una planta motriz de turbinas de gas y diesel.
Su armamento, compuesto entre otros elementos por una pieza de artillería Bofors de 57 milímetros, misiles antiaéreos SAM y torpedos filoguiados de 40 centímetros, oculto en el interior en silos especiales, le permite operar en misiones antibuque, antisubmarina, contraminas y de patrulla entre otras facetas que avalan una versatilidad sin parangón a nivel naval. Con una dotación de 43 tripulantes, tiene 600 toneladas de desplazamiento y mide 73 metros de eslora por 10,4 metros de manga, siendo su calado de apenas 2,4 metros.
El programa Stealth de la Administración de Defensa sueca dio comienzo en el año 1986 y este buque es el resultado de un largo y dilatado desarrollo que ha culminado con un tipo único en el mundo, con tecnología de última generación.