PEDRO AGUILÓ MORA
La antigua carretera que une Palma y Manacor no está dispuesta a desaparecer así por las buenas. Si bien su desdoblamiento supone una clara mejora para la seguridad vial, con un proyecto impecable, no parece que el proceso metamórfico vaya a quedar exento por ahora de las agónicas convulsiones que en buena medida dificultan la correcta circulación del tráfico rodado y menoscaban la paciencia de los conductores.
Nadie duda de que la muerte de la carretera de la muerte (Mabel Cabrer dixit) quedará certificada cuando en apenas cinco meses la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, inaugure con toda solemnidad -y no es para menos- el tramo de vía rápida que conectará los municipios de Vilafranca y Manacor dando así carpetazo a la ejecución del proyecto de desdoblamiento de la vieja C-715 y, por consiguiente, a su acta de defunción. No obstante, cabe advertir a todos los usuarios de la inconclusa Ma-15 de que hasta que llegue el día de su puesta de largo, el viejo vial todavía puede propinar sus últimos coletazos. De modo que, «prudencia neng».
Mucha prudencia porque la enorme densidad de tráfico que soporta cada día la carretera de Manacor la perfila como el escenario perfecto para nuevos siniestros automovilísticos en un vial que en los últimos años se ha cobrado decenas de vidas humanas y que ahora combina algunos tramos ya concluidos donde la circulación alcanza velocidades de hasta 120 kilómetros por hora, con al menos otros dos aún en obras y donde el paso de vehículos queda ralentizado a los 40.
La primera de estas zonas todavía patas arriba plagadas de excavadoras y operarios la encontrará el conductor nada más salir de Palma, entre Son Ferriol y la salida de Sant Jordi. Allí se está llevando a cabo la construcción de la variante de Casablanca. Una actuación que tiene por objeto reencauzar el tráfico que actualmente circula por la avenida principal que cruza la localidad (la propia C-715) a través de una ronda de circunvalación con dos carriles por sentido que quedará conectada por sus extremos a la nueva autovía. La segunda de ellas queda emplazada entre Vilafranca y el polígono industrial de Manacor donde el departamento de Carreteres está ejecutando la última fase del proyecto de desdoblamiento.