La alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, y el teniente de alcalde de Urbanisme, Javier Rodrigo de Santos, reiteraron ayer, por vez primera de forma conjunta desde el tenso pleno del pasado jueves, que no hay ninguna crisis en el equipo de gobierno municipal. Ambos acudieron ayer al acto de cesión de los terrenos de las antiguas piscinas de s'Aigo Dolça.
Cabe recordar que en dicho pleno, De Santos pidió que constase en acta que no se había sentido amparado por Cirer cuando un ciudadano que intervino en el pleno le insultó. Al final de la sesión, De Santos anunció su intención de abandonar la política activa en mayo de 2007, por razones de tipo personal y para poder dedicar más tiempo a su familia, decisión que había comunicado a la alcaldesa semanas atrás.
No obstante, el edil indicó ayer que si se lo pidiera la dirección del PP, reconsideraría su propósito inicial de no volver a presentarse en ninguna lista electoral o de no aceptar ningún cargo político.
De Santos, que ayer no acudió a la Junta de Govern municipal porque no se encontraba bien «ni física ni anímicamente», afirmó que el pasado jueves se equivocó tanto en su crítica a la presidencia del pleno como en el anuncio de su próximo abandono de la política, y en este sentido señaló que se debía a su partido. «Fue un error todo», dijo, y añadió que se dejó llevar «por el contexto». «Pido disculpas a la alcaldesa y a los ciudadanos», señaló, e indicó que él y Cirer habían sufrido «innecesariamente» por todo ello, y que todo lo ocurrido había sido «doloroso» para él. «Los políticos no somos distintos del resto de personas», prosiguió.