Poco a poco va adquiriendo forma y color. Sobre la mesa está la sensualidad, el amor, el arraigo y la pasión del rojo; la sabiduría, la claridad y la lucidez del oro combinado con la naturaleza, el equilibrio y la esperanza que proporciona el verde. Su forma circular no tiene principio ni fin y refleja la forma del universo así como el sentido de perfección que hay en él. Así es el mandala que los monjes budistas del monasterio de Gaden Ngari van elaborando estos días en el polideportivo Es Figueral de Capdepera. Todo ello forma parte de un ritual budista que concluirá el jueves por la tarde a las 18 horas antes de ofrecer un concierto enmarcado en las XIX Serenates d'Estiu de Cala Rajada que se celebran en la Torre Cega. Las puertas del polideportivo están abiertas a todo aquel que quiera captar la energía positiva que desprende.
El mandala es un dibujo con rasgos geométricos que se desarrolla a partir de un punto central hasta formar normalmente una figura geométrica. En todos los mandalas su objetivo es servir de instrumento de contemplación y concentración y sus elementos básicos son figuras contrapuestas y concéntricas. Seis monjes budistas trabajan en este mandala. Proceden de uno de los monasterios más emblemáticos del Tíbet. Las condiciones de vida de los mismos son muy duras por ello inician una gira para recaudar fondos para mejorar el estado de las instalaciones y dotarlo de la condiciones mínimas para vivir con dignidad.
A. Bassa