TONI LIMONGI
Nervios e ilusión. Dos sentimientos contradictorios a la hora de afrontar una de las pruebas más decisivas, sino la más decisiva, en la vida de un estudiante. A las 8.30 de la mañana, en el edificio Jovellanos de la Universitat de les Illes Balears no cabía un alfiler. Dieciocho aulas estaban preparadas para albergar los primeros exámenes de una prueba que durará tres días. Guillem Ramón, miembro de la comisión de las pruebas de acceso, aseguraba ayer que «los estudiantes hacen tres exámenes al día. Dos por la mañana y uno por la tarde. Empezamos por Lengua y Literatura Castellana, para proseguir con Llengua Catalana. Por la tarde de hoy (ayer) se hace un comentario de texto». En el edificio Guillem Cifre de Colonya, una decena de aulas acogían también las pruebas. Los pasillos eran un hervidero: risas nerviosas, repasos a última hora y, en general, buena predisposición para hablar con la prensa.
Aina Berna, de 17 años y Noelia Blázquez, de 18, mantenían una estoica risa en sus labios que no ocultaba su preocupación por unas pruebas con fama de «largas» y «difíciles». Alumnas de bachillerato en el Institut Ramon Llull, creen que «es fácil si has estudiado». Noelia puntualiza: «He estudiado unos diez días. El último fin de semana no salí de casa más que para comprar minas de lápiz en una papelería». Guillem Amer, de 21 años, reconoce que «no he estudiado nada. No he tenido tiempo de preparme, ya que tengo también que trabajar. Confío bastante en septiembre. Pero no creas que lo tengo descuidado: me gustaría matricularme en Administración y Dirección de Empresas». Manuel Bauzà ha finalizado el bachillerato científico-técnico en el instituto San Pedro, considera que «he estudiado bastante para el primer examen, de castellano. Sin embargo la prueba no me ha parecido muy complicada. Era previsible. Después de estas pruebas, me apetece estudiar diseño interior, o sino, arquitectura».
José Medina, su hermano gemelo Vicente Medina, y Miguel Àngel Barranco están en el pasillo, charlando animadamente. «Aunque parezca lo contrario, estamos bastante nerviosos y cansados. Hemos estudiado mucho, unos 10 días, 6 o 7 horas diarias. Queremos que se acabe ya y nos podamos ir de vacaciones. Tres días de exámenes son muy pesados». José asegura que «no voy a ir a la Universitat, ya que me matricularé en un curso de turismo». Maria Alemany ha estudiado en el Josep Maria Llompart el bachillerato científico técnico. «He escogido responder 'Novela española realista' y 'La casa de Bernarda Alba', creo que más o menos me ha ido bien. Por la mañana estudiaba de 10 a 13.30 y por la tarde de 16.00 a 19.00. Al principio estaba un poco nerviosa». Ana Alonso y Nuria Alcaraz, de Medina Mayurqa y Sant Josep Obrer, fueron las primeras en salir de la prueba de Lengua Castellana. Y ya estaban expectantes por saber los resultados. «Cuando me dieron los códigos de barras para pegar al examen me inquieté un poco», asegura Ana.