Reciclar pequeñas cosas y convertirlas en collares, pulseras, pendientes y demás bisutería es posible con creatividad y algo de maña. En el taller de bisutería doméstica, con materiales del hogar y de la naturaleza, Samir Vanegas enseña a sus alumnas en el Centre Social Flassaders a crear sus propias «joyas». Natural de Nicaragua, Samir lleva 15 años trabajando con las manos; con un trozo de madera que se encuentra por la calle es capaz de realizar un precioso anillo. Y así lo transmite a las mujeres que llegan cargadas con corchos de botellas, estropajos, tenedores, latas de paté, cucharas, semillas e incluso un teclado completo de una vieja máquina de escribir, dispuestas a reciclarlos y convertirlos en preciosa bisutería para lucir.
Celia trabaja en la recuperación de un collar que su madre le compró hace treinta años y ha encontrado una solución que en otros sitios no le daban. Por su parte María Uribe ha hecho un voluminoso anillo con la base de una botella de perfume, unas pequeñas perlas y un diminuto pene de broma. Catorce mujeres acuden una vez por semana al taller de Samir, en el Centre Social Flassaders de Palma, durante poco más de una hora. Él les propone hacer anillos y collares para lucirlos este verano. Algunas de ellas ya tienen encargos de sus amigas o hijas. No se trata de trabajo costoso pues tan sólo hay que costear el hilo y cuatro herramientas más, pero el coste es mínimo viendo el resultado.
En el taller utilizan pinzas de diferentes tipos, tijeras, hilo, cuerda y alicates. Samir asegura que lo más importante es la dedicación y destreza de estas mujeres a la hora de realizar las piezas. Se trata de un hobby que este profesor descubrió cuando estudiaba en la Universidad centroamericana de Nicaragua. Fue entonces cuando comenzó a recorrer el mundo enseñando a realizar estos preciosos complementos, que hoy en día muchos hombres también llevan, como pulseras y collares. Incluso algunas de las alumnas fabrican pulseras para el novio, hijos o amigos. El taller, que ha tenido una extraordinaria aceptación, se engloba dentro de los talleres trimestrales que ofrece este centro. Tai-chi en distintos grados, automaquillaje, danza del vientre, reparaciones domésticas, restauración de muebles y las diferentes y más internacionales cocinas como japonesa, vegetariana y vasca son algunas de las otras actividades. Así pues, siempre hay una actividad ideal para practicar y aprender, como el taller de bisutería doméstica, que ha tenido una buena acogida para gente de todas las edades.
Julián Aguirre