La firma del acuerdo de intenciones en exclusiva del fondo de inversiones británico Carlyle para comprar la mayoría de las acciones de la división de viajes del grupo turístico mallorquín Iberostar, presidido por Miguel Fluxá, culminará dentro de un mes con la firma definitiva de la operación, que supondrá un desembolso de 900 millones de euros. El anuncio de esta operación provocó ayer sorpresa generalizada en el sector turístico balear, caso de la Federación Hotelera de Mallorca, la patronal Aviba, Govern y patronales empresariales (CAEB, PIMEM y Cámara de Comercio de Mallorca), principalmente por el calibre de la misma y lo que ello va a significar para el futuro de este grupo turístico. En este sentido, la entrada de Carlyle en el grupo Iberostar (la división hotelera ha quedado al margen y sigue en manos de la familia Fluxá) culminará a medio plazo con la salida a Bolsa del grupo Iberostar, circunstancia que ha sido ratificada por directivos del grupo turístico.
Los responsables del grupo comunicaron ayer de forma oficial a los diferentes cuadros directivos del aérea emisora (Iberojet, Solplan, Turavia, Viva Tours, Iberworld, Iberojet Internacional e Iberojet Cruceros) la confirmación de que el fondo de inversión Carlyle había sido elegido para comprar la división de viajes de Iberia, quedando en el camino los fondos de inversión Apax, Brigdepoint y Vista Capital, que también habían mostrado interés en esta operación. El grupo Iberostar, con la entrada de Carlyle, logra así la máxima capitalización para afrontar el plan estratégico de expansión previsto para los próximos años, en el que primaban el crecimiento de Iberostar Hotels & Resorts y las empresas de servicios, todo ello enfocaba a incrementar los activos inmobiliarios.
Desde el fondo de inversión Carlyle se negaron ayer a realizar cualquier tipo de declaración, «hasta que no esté formalizada la operación no se hará ningún tipo de comentario. Esperamos que todo esté ultimado en un mes o mes medio». El presidente de Carlyle Group, Pedro de Esteban, en declaraciones a el diario «El País» en octubre de 2005 que «nuestro objetivo es garantizar rentabilidades extraordinarias para nuestros inversores, que son fondos de pensiones, bancos, seguros y particulares». Y explicaba que Carlyle «actúa con visión panaeuropea. Invertismos allí donde se presentan oportunidades sin asignar una cifra a cada país. Así, el nuevo fondo europeo para adquisiciones de control en las empresas («buy out») dispone de 1.800 millones de euros, lo que equivale a unas inversiones cercanas a los 7.000 millones».