Hace cinco meses, Pasang Tshirng sufrió un accidente de moto y se rompió la tibia y el peroné de la pierna derecha. Aún así, se comprometió con los mallorquines a coordinar su expedición y con el leonés Jesús Calleja a acompañarle hasta la cima del Lhotse. Hace pocos días, bajando por la cascada del Khumbu, se rompió uno de los grampons y, probablemente, también se lesionó la pierna. Hace dos días, uno de los médicos de la expedición chilena le recomendó que no hiciera más ejercicio, ya que es seguro que tiene rotos dos pernos de la placa que le sujeta el hueso.
Tshirng tiene 30 años y está casado con Chotin Sherpa. Ambos son de Thame, una pequeña localidad del valle de Khumbu, a tres horas en pie de Namche Bazar en dirección al Nangpa La. La pareja tiene dos hijos, un niño de nueve años, de nombre Nima Tashi, y una muñeca de 18 meses, Teshi Doma. El sueldo de este conocido sirdar en la empresa Thamserku Trekking es de cerca de 40 euros mensuales (próximo al salario medio en Nepal), aparte de los 2.800 euros que puede llegar a cobrar por expedición, unas dos al año. Normalmente, cualquier persona que haya sido sometida a una operación como la que le practicaron a Tshiring habría de necesitar medio año para empezar a caminar bien. Él quiso intentar volver a escalar en tan solo cinco meses y ahora su imprudencia le ha pasado factura. Pero en una economía tan precaria como la nepalí no pueden dejarse las oportunidades de mejorar la economía familiar, por mucho dolor que pueda producir una pierna. Además, el orgullo sherpa hace que los hombres no demuestren nunca sus dolores o debilidades. Y Tshirng venía sufriendo un calvario desde la partida de la expedición de Katmandu, a principios de abril, pero no había dicho nada a nadie.
Casi con seguridad tendrán que volver a operarle y quizás vuelva a escalar las montañas del Himalaya, las mismas que descubrió cuándo tenía 18 años. Su primera ascensión fue al Manaslu (8.163 m) en 1994, con una expedición japonesa. Después vendrían once ocho miles más como el Everest, el Lhotse, el Sisha Paghma, el Cho-Oyu o cuyo K-2, fue con Serap Jambú un de los primeros nepaleses en escalarlo. Ahora, el sirdar de los mallorquines tendrá que retirarse temporalmente del trabajo y, sobre todo, de su pasión: la gran montaña.