Tras una noche de lluvia, casi nadie daba un duro por el Diumenge de l'Àngel del día siguiente. Más la meteorología cambió radicalmente y, a medida que avanzaban las horas de la mañana del domingo, las nubes se disiparon, quedando un día espléndido que ni pintado para un pancaritat muy especial. Como ya publicamos ayer, hubo menos participación pero los que se desplazaron hasta el Castell de Bellver lo hicieron en familia o con amigos. Y es que estos peregrinos fueron los verdaderos protagonistas de la mañana.
La gente, que en gran número hizo la ascensión a pie, se encontró con muchos alicientes en la cima, entre otros un mercadillo, entretenimientos y juegos para niños, ball de bot, exhibición de doma a cargo de la policía local montada y procesión de l'Àngel, procesión pagana, muy divertida, tras la cual todo el mundo se fue a comer. ¿Reivindicaciones? Pocas y discretas. Salvem la rea y pare usted de contar. El público ha ido aprendiendo que allí donde hagas la fiesta no traigas los problemas.
P. Prieto