M.G.
La procesión del Camí de Getsemaní, que ayer se celebró por tercer año, congregó a cerca de 400 penitentes y numerosos fieles, muchos de ellos extranjeros curiosos, de las barriadas de Pere Garau, Reis Catòlics y Aragó, entre otras, que con su presencia y calor reivindicaron su pervivencia.
Participaron siete cofradías, con El Cristo de la Agonía de Llucmajor como invitada, y una ausencia con respecto al año pasado, la de Los Cartujos.
Las cofradías salieron de tres puntos distintos pero no fue hasta pasadas las 22.30 horas, por un problema de coordinación, que pudieron converger en la plaza Teniente Coronel Franco, llena de gente, y desde allí procesionar juntas hasta la Iglesia de Sant Josep Obrer. La repentina aparición de dos coches de bomberos que acudían a cubrir un servicio obligó a dispersar momentáneamente la procesión.
Desde la Iglesia del Sagrats Cors salieron los cofrades de la cofradía de Santa Mónica, fundada en 1997, que contaron con el apoyo de la banda de tambores y cornetas del Colegio de Santa Mónica, y desfilaron con la cofradía hermana de la Cruz de Calatrava. Con la banda de Santa Mónica participan niños y niñas del colegio con tambores y trompetas. La banda volverá a tocar hoy en la procesion del Jueves Santo. Esta procesión sacó los pasos del Cristo del Amparo y la Virgen de los Desamparados.
Los integrantes de la cofradía Nuestra Señora de la Soledad, fundada en 1957, que salieron de la Esglèsia de la Soledat, procesionaron este año solos, con su paso Nostra Señora de la Soledad.