La bendición de palmas y ramos, la procesión del Domingo de Ramos y la misa de la Pasión marcaron ayer el inicio de la Semana Santa. El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, presidió, en un domingo soleado y luminoso, una celebración que congregó a un buen número de fieles, muchos de ellos turistas.
El Domingo de Ramos marca el inicio de Semana Santa. Es el día que rememora la entrada de Jesucristo en Jerusalén, que a su vez, recuerda la salida del pueblo judío de Egipto. El «paso», significado de pascua, del pueblo de Israel a la libertad.
Una fecha que, como cada año, viene señalada por la primera luna llena que se da entre la segunda quincena del mes de marzo y la primera de abril.
Murgui y el Cabildo Catedral llegaron al Palau Episcopal al filo de las diez de la mañana para oficiar la tradicional bendición de palmas y ramos. A continuación, y seguidos de numerosos fieles, dio comienzo la breve procesión hasta la Seu. La comitiva, acompañada por los cantos del coro de la Seu, estuvo presidida por Murgui, vestido con capa pluvial roja, y por los miembros del Cabildo Catedral con casulla roja, color de la pasión y el martirio.
El altar mayor de la Seu con dos ramos de olivo y palmas albergó la misa de la Pasión que Murgui celebró en una catedral abarrotada de creyentes para la ocasión.
Muchos de ellos portaban sus propias palmas o ramas, algunas compradas en el exterior del templo, cuyos precios oscilaban entre los dos euros de las más sencillas y los 50 euros de las más grandes y artísticamente elaboradas.
También, como cada Domingo de Ramos, en el Palau Episcopal se ofreció de forma gratuita a los visitantes ramas de olivo para que participen activamente en la bendición.