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Sant Joan de Déu: 34 años de servicio y muchos de molestias

GESA ha iniciado el derribo de la central eléctrica, que provocó numerosas quejas de los vecinos por ser, en su ciclo final, una de las más contaminantes de España

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La central térmica de Sant Joan de Déu ha empezado a ser historia, cumpliéndose un objetivo largamente pretendido por los vecinos del Coll den Rabassa. Casi 40 años después de iniciar su operatividad, GESA-Endesa inició el pasado jueves el derribo de esta instalación, que dejó de funcionar a finales de 2002 después de un largo tiempo de quejas vecinales por los humos y ruidos de la central, además de sustos por algún que otro incendio.

Los vecinos del Coll den Rabassa no se acostumbran a las infraestructuras impactantes y las «actividades molestas» que rodean este núcleo palmesano. Además de Sant Joan de Déu, están el aeropuerto de Son Sant Joan, la autopista, los depósitos de CLH, Mercapalma y el poblado de Son Banya.

Como se comprenderá, algunos de estos lugares no provocan quejas por emitir humos o ruidos, sino por otro tipo de molestias. Es el caso de la gran superficie comercial y Mercapalma, que generan un intenso tráfico de vehículos en un espacio muy limitado. En Son Banya se registra otro tipo de tráfico.

La historia de Sant Joan de Déu se remonta a 1965, cuando GESA, que por entonces pertenecía al Instituto Nacional de Industria (INI), presentó un proyecto de construcción de una nueva central térmica. El crecimiento turístico obligaba a construir otro foco de producción eléctrica, ya que la ampliación de es Murterar y la nueva central de Son Molines resultaban insuficientes para atender una demanda que se disparaba año tras año.

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