La mallorquina Carmen March presentó sobre la Pasarela Cibeles una brillante y elegante colección para la próxima temporada. Prendas de extraordinaria calidad y tejidos que hicieron de los cuerpos de las modelos su segunda piel, por su comodidad y perfecta adaptación en las creaciones más ajustadas. Carmen March despertó una excelente crítica entre un exigente público que se entregó al buen gusto y talento de la diseñadora mallorquina.
La jornada de ayer en Cibeles acogió con cariño el trabajo de la diseñadora, quien, pese a su avanzado estado de gestación, pudo estar presente hasta el final del desfile, aunque comenzó a tener contracciones a última hora de la tarde. Ésta fue su décima colección de costura y confesó que, «por el momento, no voy a realizar sastrería para hombre». Ocho años trabajando en Cibeles y con un equipo excepcional, el resultado no puede ser mejor para una profesión que ella vive con intensidad, como no sólo demostró ayer sino también anteayer, ultimando detalles durante todo el día.
Carmen March no teme las copias y los plagios pues «al ser costura, no pueden copiar nunca. No me afecta de momento». Durante once minutos la colección ofreció una fuerte apuesta por el abrigo Loden y el terciopelo. Terciopelo negro para las noches, con accesorios de cuero, protagonizaron el tercer y cuarto desfile de la Pasarela Cibeles. En esta última jornada, marcada por colecciones de jóvenes creadores, March presentó como prenda clave para el otoño-invierno ese abrigo que debe su nombre al tejido de lana impermeabilizada usado en su confección, y que recuerda el estilo de vida propio del campo y la caza en el Reino Unido y centroeuropa.
Julián Aguirre/Efe