El Castillo Hotel Son Vida reabrió ayer sus puertas, con motivo del día de San Valentín, tras un año de reformas y después de ser objeto de una gran renovación, cuyo valor ha ascendido a 27.000 euros. Algunos enamorados disfrutaron anoche de una inolvidable estancia en tan privilegiado lugar, un palacio de ensueño que cuenta con las exigencias del cliente de la más alta sociedad. El Castillo Hotel Son Vida tiene una categoría de cinco estrellas gran lujo y «el principal objetivo -confiesa su director, Lionel Àlvarez- es realzar la belleza artística y ponerlo entre los mejores del mundo».
Los fieles clientes notarán increíbles cambios dentro de la habitual línea elegante con la que se distingue el Son Vida. Una majestuosa escalera es la principal novedad al llegar ahal, donde, en lo más alto del techo, destaca una impresionante cúpula luminosa, obra del artista Nils Burwitz, que simboliza la esencia del saber o la esencia de la visión del mundo del filósofo mallorquín Ramon Llull. La arquitectura del Castillo Hotel Son Vida, por su larga trayectoria histórica, tiene influencias de varias corrientes como el mudéjar tardío y el gótico temprano del siglo XII. Pero en siglos posteriores se llevaron a cabo pequeños cambios en la ornamentación y es en el año 1961 cuando el Castillo se convirtió en hotel, se realizó una ampliación y se hizo utilizando la típica arquitectura mediterránea. En la actualidad acoge 164 habitaciones, 75 de ellas deluxe y grand luxe, 11 suites y una loewe suite. Los precios rondan entre los 311 y los 4.255 euros.
El sublime interior seduce en los recintos del palacio con su elegante diseño español, sus valiosas antigüedades y una colección única de obras maestras. Se mima a los huéspedes con todas las comodidades de un moderno hogar de cinco estrellas, con acceso a Internet de alta velocidad y lector de DVD, así como un castillo de beauty-spa y las pistas de tenis actuales, que tienen escala de torneo. Respecto a restaurantes y bares destaca una excelente y exquisita renovación, Es Castell ofrecerá cocina mediterránea y magníficas vistas sobre la bahía palmesana; el restaurante Es Vi desprende elegante carácter de bodega con menús degustación y una selección de 800 vinos. El bar Armas es ideal para afternoon tea durante los meses de invierno con una decoración de armas de época. En definitiva, el Castillo Hotel Son Vida hay que vivirlo.
Julián Aguirre