J.M.S./G.M.
El corazón que sostiene la mano del escudo de Manacor está herido.
Los vecinos de la ciudad amanecieron con la noticia del
fallecimiento del conseller de Cooperació Municipal del Consell y
del que fuera su alcalde entre 1999 y 2003, Miquel Riera Servera,
ebatle apotecari, a los 45 años de edad. Mañana cumplía 46. La
noticia no tardó en propagarse por la Isla.
Miquel Riera falleció en su piso junto a la plaza de sa Bassa, a las cinco de la madrugada del martes, como consecuencia de un paro cardíaco. Los familiares llamaron a la Policía Local que acudió al domicilio acompañado de una ambulancia. El médico sólo pudo certificar la muerte del actualmente conseller de Cooperació Local del Consell y jefe de la oposición por ALM-UM en el Ajuntament de Manacor.
Desde primeras horas de la mañana, los familiares, amigos, conocidos y gente del mundo de la política y la sociedad manacorina y de todos los puntos de Mallorca, acudieron al domicilio de los Riera para dar el pésame a la familia. La estrecha calle Francesc Gomila donde se encuentra la entrada a la finca era un constante ir y venir de gente y de furgonetas de floristerías de Manacor. Las coronas y ramos de flores colapsaron el piso y la entrada del edificio.
Paralelamente, en el antiguo y el nuevo Ajuntament de Manacor, las banderas ya ondeaban a media asta con un crespón negro en la bandera de la ciudad que decretaba dos días de luto institucional. Un luto que también fue decretado en el Consell de Mallorca.
La muerte de Riera, cogió a todos por sorpresa. Su juventud, su talante tranquilo, su saludable aspecto, su alegría... nada hacía presagiar un final tan inesperado.
Lo corroboraba Antoni Pascual, conseller d'Obres Públiques y colega de Riera en el Consell, donde el lunes había celebrado un pleno hasta entrada la noche. «Estuvimos hasta las nueve de la noche entre risas y bromas... no lo entiendo», comentaba Pascual, quien junto al director insular d'Urbanisme, Gonzalo Aguiar, fue uno de los primeros en acudir al piso de Riera.
Les siguieron el secretario general de UM, Damià Nicolau; el alcalde de Porreres, Joan Sastre y diferentes cargos del gabinete que dirigía Miquel Riera. Minutos más tarde, llegaba la compungida cúpula de Unió Mallorquina. Maria Antònia Munar, Bartomeu Vicens, Miquel Nadal, Miquel Àngel Flaquer, Francesc Buils, Dolça Mulet y Miquel Àngel Borràs dieron el pésame a la familia.
Era sólo el inicio de una larga jornada de lágrimas, abrazos, muestras de dolor y, sobre todo, incredulidad y consternación entre la clase política municipal e insular, que se había visto azotada por la pérdida de uno de sus representantes.Todo ello se hizo aún más evidente en los exteriores del cementerio municipal de Son Coletes donde a las cuatro de la tarde fue conducido el féretro con los restos mortales de Miquel Riera. Allí, se agruparon centenares de personas de Manacor y de toda la Isla que no quisieron perder la ocasión de decir el último «adiós» al ex alcalde.