El proyecto, redactado por Enagás, empresa adjudicataria de su ejecución, prevé que la entrada del gasoducto en Mallorca desde su trayecto submarino se ubique en Sant Joan de Déu, concretamente en el solar de la central, ya no operativa, del mismo nombre, junto al núcleo del Coll den Rabassa.
Las alegaciones presentadas apelan principalmente a la seguridad al considerar que «no se evalúa en ningún momento la grave afección que puede generar en el núcleo del Coll den Rabassa, que se ubica a escasos cien metros de las instalaciones de recepción terrestre de la conducción, y no existe el preceptivo informe de seguridad». Las alegaciones recuerdan que el propio proyecto señala que, en caso de no existir un informe de seguridad, el gasoducto debe seguir un trazado alejado, como mínimo, 500 metros de los núcleos habitados.
En este sentido, los escritos de alegación destacan que «el ámbito incluido en unos 500 metros de radio respecto al gasoducto implica, en caso de accidente, el alcance letal de la radiación térmica si se genera una bola de fuego (fire bal) o un dardo de fuego (jet fire). La última válvula de seccionamiento en caso de incidente se encuentra a 145 kilómetros, en Eivissa, almacenando en el interior del gasoducto unos 200.000 metros cúbicos de gas natural que se abocarían sobre el núcleo del Coll den Rabassa, ampliándose el radio de afección en función del viento».