No pasa día que la sustancial reforma de la calle Jacint Verdaguer no sea noticia, por alguna u otra razón. La última, la queja vecinal por los trabajos que se efectúan en día festivo, lo que se suma a los problemas habidos por los que se hacían en horario nocturno. Pero hay más, porque todavía colea el caso de la controvertida y sorprendentemente súbita demolición del puente del tren, obra de Bennàssar, y la pretensión de construir otro de mayores dimensiones y asentado de manera longitudinal en el nuevo espacio, parque - carretera, resultante de las obras de soterraniemto de las vías del ferrocarril. Precisamente, esto último está levantando otra controversia, puesto que, de nuevo, parece que el Ajuntament de Palma intenta hacer otro «pastel» anacrónico, como ya ocurrió con las discutidas farolas instaladas en Jaume III y Passeig Mallorca, como si a los dirigentes municipales les remordiera la conciencia por el «atentado» cometido con nocturnidad y alevosía contra el elemento arquitectónico catalogado. Muchos de los que clamaron contra el derribo del puente lamentan ahora el proyecto municipal y proponen un puente de nuevo diseño acorde con el siglo XXI, y que el de Bennassar sea reconstruido dentro del parque tal cual lo diseñó el arquitecto.
Entre los que esto último opina se encuentra persona tan cualificada como Luis Antonio Corral Juan, presidente del Colegio de Arquitectos de Baleares. «Un puente con ciertos valores, no es posible plantearse desmontarlo si no es con un proyecto, y en el seno de la Comisió del Centre Històric no hemos visto ninguno», dijo a Ultima Hora, haciendo referencia a la forma que se llevó a cabo el derribo». Sobre la pretensión de reconstruir un puente de similar apariencia pero más grande que conecte el Parc de ses Estacions con el bulevar peatonal en el margen derecho de la calle Jacint Verdaguer. «No tiene ningún sentido. El puente ya está destruido, porque eso es lo que se ha hecho. Lo que deberían hacer es conservar los elementos que han quedado intactos y colocarlos en algún lugar del parque, a modo de memoria de lo que fue. Considero que el Ajuntament debe plantearse la construcción de un nuevo puente funcional, convocando un concurso de ideas abierto a todos los arquitectos del mundo, cosa que no se ha hecho con la reforma de Jacint Verdaguer, teniendo en cuenta la importancia de ese espacio».
Como ha venido informando este diario, el proyecto municipal prevé la construcción del nuevo puente en el que se aprovecharan los pocos elementos que se salvaron de la piqueta. De ninguna manera será «el puente de Bennassar» puesto que la ubicación no será la misma ni tampoco las dimensiones. Cambia la altura del «ojo», que era de tres metros y pasará a tener cinco y medio. También se modifica la anchura, que era de 12,10 metros y pasará a se de 22,20 metros. La longitud también variará en gran medida, con lo que quedará, si se lleva a cabo el proyecto como una especie de «anacrónico pastel» que no conseguirá acallar las voces de los que preconizaban que se dejara intacto el puente, o que se desmontara con el máximo respeto, tal como se hace, y se obliga a hacer, con cualquier elemento arquitectónico catalogado, y más si la obra la ordena la Corporación municipal, cuyos responsables están obligados, más que nadie, a cumplir con lo estipulado.