Los directores de los centros públicos de ESO en España quieren un mayor poder gestión que el que plantea el proyecto de Ley Orgánica de Educación (LOE) para poder combatir el fracaso educativo y hacer frente al acoso escolar; afirman que es necesario que «la educación deje ser un arma política» y piden «un pacto educativo que dé estabilidad al sistema».
Así lo manifestó ayer José Antonio Martínez, presidente de la Federación de Asociaciones de Directivos de Centros Educativos Públicos (Fedadi) con motivo de la celebración en Palma de las XII Jornadas de la Permanente Estatal de Directores de Secundaria.
Responsables de centros de quince comunidades autónomas afirman que la LOE «debilita su función e impide hacer bien nuestro trabajo. Es un despropósito absoluto que la norma retire a los directores la capacidad de sancionar y de aplicar medidas disciplinarias. Esta facultad regresa a los consejos escolares, formados por cerca de 20 personas y en los que están presentes menores de edad. Un director no puede esperar un mes a que decida el consejo que hay qué hacer en caso de acoso escolar. Este trasvase de competencias en materia disciplinaria puede llevar a violar la intimidad de los agresores y los acosados en el centro escolar», afirma Martínez.
La ley «debe distinguir entre órganos de gobierno y órganos de participación. Es imprescindible, además, una concreción de las funciones de cada órgano», añade.
Propuestas
Los directores quieren un pacto educativo porque «el sistema ya no
aguanta más cambios. No podemos estar cada cuatro años con una
nueva reforma educativa, de eso se resienten los indicadores de
calidad de la enseñanza», añade.
Por su parte, Manuel Perelló, presidente de la Asociación de Directores de Educación Secundaria de Mallorca, pidió que la «escuela concertada asuma un mayor porcentaje en la escolarización de inmigrantes y respete los criterios de admisión de alumnos. Actualmente, el 80 por ciento lo asume la escuela pública y eso puede derivar en una desintegración social. En Balears el día a día está lleno de incidentes. Ahora es un tema importante, pero no grave. Hay un riesgo, sin embargo, de que puede llegar a ser grave», afirma.
Respecto a la asignatura de Religión, los directores coinciden en que «no debe ser evaluable y consideran que debe impartirse fuera del horario lectivo. No queremos una asignatura alternativa para aquellos que no estudien Religión. No debe condicionar la opción de algunos alumnos».