Pasárselo de miedo. Este era el objetivo de los 150 niños que ayer asistieron a la fiesta de Halloween que tuvo lugar en el Casal Litoral de s'Arenal. El único requisito para entrar era que los chavales fuesen disfrazados de los personajes más monstruosos y terroríficos. Así, brujas, muertos vivientes, esqueletos, vampiros y demonios, entre otros, fueron los disfraces más recurrentes.
La entrada del casal estaba cerrado y sólo se abría para que los niños, en pequeños grupos, entrasen al interior donde les esperaba un terrorífico pasillo donde la niña del exorcista, Freddie Cruger y algún que otro zombie les esperaba en la oscuridad para darles un buen susto. La música tenebrosa, elegida por la ocasión, quedó silenciada por lo gritos y chillidos de los niños que iban entrando al centro. Muchos de ellos se cogieron del brazo de sus compañeros e incluso cerraron los ojos ante el pánico que les provocaba estas representación por parte de los monitores. Los temblores intercalados con una risa contagiosas también estuvieron presentes.
Tras los sustos vino la fiesta. Los niños pudieron saborear una picada monstruosa y bailar en la oscuridad sólo rota por las velas y los candelabros que adornaban el centro. Fue una noche terroríficamente divertida en la que los pequeños pudieron celebrar una fiesta de Halloween al más puro estilo americano.S. Coquillat