Àlvaro Rodríguez, superior general de La Salle, asistió ayer en es Pont d'Inca a la clausura de los actos conmemorativos que celebran el centenario de la llegada de los religiosos a Balears. Durante su intervención, el superior reconoció que la hermandad vive momentos de crisis que se reflejan fundamentalmente en el envejecimiento y en la disminución del grupo.
«Podemos negar el problema, o adoptar la estrategia de la acusación y buscar responsables. En la Iglesia algunos pensarán que el Concilio Vaticano II es el culpable; otros buscarán culpables en el estilo de vida actual. También podemos caer en la depresión y llegar al escepticismo; no creer en nada ni en nadie, o buscar nuevas soluciones; un nuevo modelo de comunidad», dijo.
Los Hermanos de La Salle tienen en la actualidad, según el superior general, tres urgencias: «Buscar un nuevo modelo de comunidad en el que tenga más importancia la calidad de la relación que la estructura del grupo. Dar relevancia a los seglares y buscar nuevos asociados y reforzar la pastoral juvenil y vocacional; los jóvenes son el futuro».
La clausura del aniversario del centenario contó con la inauguración de un monolito en la residencia de La Salle en el Pont d'Inca y, por la tarde, con una eucaristía en la Seu presidida por Jesús Murgui, obispo de Mallorca, y los obispos de Eivissa y Menorca, Vicent Juan y Joan Piris.