G. ALOMAR
La bahía de Palma recibirá hoy la visita del portaaviones nuclear
norteamericano CVN-71Theodore Roosevelt en el transcurso de unas
maniobras por el Mediterráneo, enmarcadas en la Sexta Flota, que
culminan unos ejercicios en colaboración con la Armada
española.
Se trata de la primera visita de un navío de guerra de este tipo, desde el mes de mayo de 2001, que suscitó una fuerte polémica a cargo de los grupos ecologistas debido a a la presencia de sus reactores atómicos.
De hecho, Greenpeace alertó ayer del «alto riesgo» que supone de la nave y que espera «que las autoridades impidan su fondeo».
Al lapso de cuatro años de ausencia de estos barcos han contribuido diversos factores, como las reducciones en la flota y el desplazamiento de estas unidades al Golfo Pérsico.
Derivado de la clase Nimitz este navío de guerra de 96.386 toneladas de desplazamiento a carga completa con 333 metros de eslora por 39 de manga (que alcanzan los 76 en la cubierta de vuelo) y 11,8 de calado, forma parte de la tipología naval con mayor capacidad bélica de la historia. No en vano, su fuerza aérea consta de un centenar de aparatos de combate, entre los que se cuentan los F-18 Hornet que embarcan en exclusiva junto a los F-14 Tomcat, E2-C Hawkeye, EA-6B Prowler y S-3B Viking.
Asimismo, su dotación suma cerca de seis mil efectivos entre 3.184 tripulantes de equipo naval más los 2.800 pertenecientes al componente aéreo. Toda una «población» en permanente actividad alojada en una estructura de 21 pisos de altura desde la quilla al mástil de telecomunicaciones, con 800 pasillos dividida en múltiples compartimentos estacos. Masa metálica que para su propulsión necesita una potencia de 260.000 caballos de vapor que desarrollan dos reactores nucleares y cuatro turbinas para navegar a a más de 30 nudos.
El elemento nuclear es un factor estratégico de máxima importancia en la política naval de la USS Navy, (que ha establecido una flota de doce navíos de este tipo) ya que permite mantener en servicio permanente una unidad des este tipo a lo largo de un millón de millas, esto es durante quince años, sin necesidad de repostar. Lo que permite actuar en cualquier teatro de operaciones como elemento disuasor o acciones de combate sin deber contar con buques de apoyo de carburante, como ocurre con los portaaviones convencionales. Así, eTheodore Roosevelt ha participado durante los ultimos años en los conflictos de Yugoslavia e Irak, donde ha utilizado sus cuatro catapultas de lanzamiento de aeronaves capaces de lanzar un avión a 400 km por hora en tres segundos.