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Editorial

Rebelión en Calvià: Delgado contra Matas

La Junta Local del PP de Calvià adoptó ayer una decisión de imprevisibles consecuencias y que constituye un desafío en toda regla a Jaume Matas y a la ejecutiva regional del partido. Pese a que se intente disimular la rebelión perpetrada, afirmando en un comunicado que se respeta la decisión del Comite Ejecutivo Regional, lo cierto y lo gravísimo es que se solicita al alcalde, Carlos Delgado, que no cese en sus funciones al concejal tránsfuga, Joan Thomàs. Es decir, todo lo contrario de lo que exige la dirección del partido. No obstante, e ingenuamente, el PP de Calvià expresa su voluntad de mantener el pacto con UM.

Delgado y su junta han cometido, además de un acto de indisciplina, un grave error político. Es imposible compatibilizar la permanencia de Thomàs en sus cargos con la continuidad del pacto PP-UM. La ejecutiva del PP lo analizó así y ya tomó su decisión, estableciendo que el acuerdo con los nacionalistas es prioritario.

Matas, con todo el respaldo del PP balear, sabía que la decisión adoptada era delicada y podía crearle problemas. Pero aún así ha hecho lo mejor para su partido, a riesgo de enfrentarse con quien era su amigo, el actual alcalde de Calvià.

Pese a todo, cabe pensar que, tras la primera escenificación de la rebelión, los integrantes de la Junta Local y los concejales del PP reflexionarán antes de que la situación llegue más lejos y deban afrontar los expedientes de expulsión.

Está claro que la dirección regional del PP no aceptará un desafío de esta índole y tomará todas las medidas necesarias para restablecer la disciplina interna. Carlos Delgado y quienes le secundan están jugando con fuego. Han ido demasiado lejos. Tendrán que elegir: obedecer al partido o marcharse. De cualquier forma, al enfrentarse con Matas, Delgado ya es un cadáver político. Su vanidad y sus alianzas le han llevado a un camino sin más salida que la dimisión.

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