LL. LORENZO
A menudo algunos colectivos de recién llegados han sido criticados
«porque no se integran en nuestra sociedad y en nuestra cultura».
Durante los años ochenta y principio de los noventa, este
estereotipo creó una mala imagen de algunos ciudadanos de
nacionalidades europeas o de los Estados Unidos que llegaban en las
Balears para pasar largas temporadas. En los últimos tiempos, este
sentimiento se ha extendido a otros colectivos que proceden de los
países del sur, principalmente de algunas zonas de América Latina,
de Àfrica, del Magreb y de la China o Filipinas.
A pesar de eso, cuando este fenómeno empezó a suceder, algunos ciudadanos de nuestras islas, en lugar de criticar y afirmar que «esta gente no se integra», decidieron extenderles una mano y ayudarles a conocer nuestra sociedad, nuestras costumbres y nuestra cultura. Estos ciudadanos se articularon en asociaciones que han hecho en los últimos tiempos una tarea encomiable.
Un de estos casos es el de Unió sense Fronteres. En otoño hará 13 años que ayuda a los extranjeros a integrarse . Según recuerda su presidente, Rafael Xamena, «todo empezó en una charla en un café con personas de Bélgica, Alemania e Inglaterra que decían que no tenían amigos de aquí y que se aburrían. Entonces, uno de los primeros actos que hicimos fue una cena y, sin ningún tipo de publicidad, reunimos 100 personas de numerosas nacionalidades».
De hecho, desde el principio, la asociación ha ido incorporando a su junta directiva ciudadanos procedentes de Bélgica, Francia, EEUU, el Reino Unido, Grecia, Australia, Holanda, Alemania, Suiza y de aquí. Según Xamena, el objetivo ha sido y es «reunir a gente del máximo número de culturas posibles e integrarlos, siempre a través de la cultura de Mallorca». Con esta meta, Unió sense Fronteres ha conseguido reunir en la actualidad un colectivo de cerca de 300 personas de 22 nacionalidades diferentes, aunque muchas más han pasado desde 1992.