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Los hoteleros mallorquines convierten la Riviera Maya en la mayor zona turística de América

Las inversiones hasta 2015 superarán los 5.000 millones de euros

El Gobierno mexicano y el Estado de Quintana Roo, en el que están enclavados las zonas turísticas de Cancún y Riviera Maya, están dando todo tipo de facilidades a las cadenas hoteleras de Balears para que incrementen sus activos en esta zona del Caribe, que cuenta en la actualidad con unas cien mil camas. Las previsiones de crecimiento para los próximos diez años es duplicar esta oferta y superar las 200.000 camas, lo que en opinión del presidente de la Asociación Hotelera de Quintana Roo y de Cancún, Jesús Almaguer, «convierte a la Riviera Maya en el destino turístico más importante en toda Latinoamérica y del Caribe y las cadenas hoteleras españolas radicadas en Balears han sido los principales protagonistas de ello».

Almaguer, director comercial de la cadena Oasis que preside el mallorquín Pedro Pueyo, resalta la alta profesionalidad de la hotelería balear, como así se ha puesto de manifiesto tras el paso del huracán «Emily», «puesto que han logrado poner a la mayor brevedad posible en funcionamiento todos los complejos. La Administración mexicana ha tenido siempre muy claro que las zonas turísticas eran objetivo prioritario, de ahí todas las actuaciones e inversiones que están realizando en estos momentos. Aquí, se encuadra la visita del gobernador de Quintana Roo, Félix González, y de la embajadora de España en México, Cristina Barrios, a la zona siniestrada para evaluar los daños. Hay mucho interés por la Riviera Maya en todos los sentidos, de ahí esta preocupación manifiesta».

La presencia mallorquina en la Riviera Maya y el haber roto los sistemas de gestión hotelera tradicionales existentes en Cancún, en donde imperaba una gestión muy al estilo americano, es decir muy burocratizada, ha propiciado un despegue económico de Quintana Roo, siendo en estos momentos el estado mexicano con el mayor índice de crecimiento del PIB anual de todo el país. El presidente de esta zona hotelera indica que de todo el volumen de inversión realizado, el 60 por ciento es español, «y de este porcentaje más de un 95 por ciento es balear, lo que da una idea de la importancia de la presencia de capital balear en este enclave turístico de primer orden. Y a esto habrá que sumar las inversiones previstas en los próximos cinco años, que superan los 1.500 millones de dólares».

Dentro de esta coyuntura, Almaguer destaca el anuncio realizado por cadenas americanas del prestigio de Fairmont, Starwood o Mandarín Oriental, de querer establecerse en la Riviera Maya. «La apuesta del capital hotelero balear, sus éxitos comerciales y rentabilidades, han propiciado que el resto de cadenas hoteleras estén entrando también en este destino, lo que incrementará su imagen y calidad», apunta.

Y es que según la Asociación Hotelera de Quintana Roo, «en estos momentos el nivel de gasto turístico por cuatro noches y media de estancia en la Riviera está cifrado en unos 650 euros, a lo que hay que contabilizar el precio del paquete turístico, que es uno de los más caros del Caribe. El tipo de hotelería que han implantado los hoteleros baleares, con grandes complejos hoteleros en régimen de todo incluido, está calando hondo en todos los mercados, principalmente en el americano, que ha quedado subyugado por la hotelería mallorquina, de ahí la presión de los touroperadores de Estados Unidos para incrementar la oferta de camas en la Riviera Maya».

Los nuevos polos turísticos de crecimiento, según explica Almaguer, que nos recibe en las oficinas centrales de Oasis en Cancún, están desarrollándose en Maya Coba, Playa Mujeres y Puerto Cancún, donde las cadenas hoteleras de Balears van a tener una presencia muy importante, así como en el propio corredor de Tulum, todo ello enclavado en la Riviera Maya.

La patronal hotelera resalta el hecho de que la oferta complementaria y comercial «se está viendo beneficiada por estas inversiones mallorquinas, pese a imperar al todo incluido. Los clientes contratan excursiones, van a la ciudad y provocan un incremento de ventas en la oferta comercial y de restauración. Se puede decir que se está consiguiendo un buen equilibrio en este aspecto».

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