Martha Zein continúa su original periplo por el paisaje mallorquín soltando un hilo de seda para dejar constancia de su camino. Tras siete días de recorrido, la expedicionaria lleva realizados 130 kilómetros. Salió del muelle de Peraires del Port de Palma el pasado día 1, donde anudó un capullo de gusano de seda sobre el pilón de amarre del barco «Fortuny» de Transmediterránea. De allí, se dirigió a Cala Blava. El segundo día realizó el recorrido de Cala Blava a la urbanización de El Dorado, donde se encontró, cerca del Son Club, con un vertido de aguas fecales que tuvo que sortear como pudo. El tercer día, Martha tuvo grandes problemas para continuar el camino debido a las vallas que presentaba la zona de El Dorado hacia Cala Pi. En la jornada número 4 cubrió el camino de Cala Pi a ses Covetes y de allí al cabo ses Salines, el quinto día. Del cabo de ses Salines siguió a cala Santanyí y ayer fue de este lugar a cala Mondragó.
En el camino se ha encontrado con historias curiosas como un excursionista que abandonó su recorrido inicial para seguir el hilo y averiguar de qué se trataba. En Cala Pi, Martha se encontró con un abuelo y su nieto que jugaban en la orilla de la playa y que se interesaron por la aventura del hilo y finalmente el niño colocó uno de los capullos de seda en su muñeco Power Ranger.
La respuesta de la ciudadanía es en general muy positiva, salvo algunos extranjeros que, tal y como explica Martha, «están muy obsesionados con la seguridad y creen que el hilo puede ser peligroso, cuando es un hilo muy fino que se rompe muy fácilmente y no conlleva ningún peligro». El estado físico de Martha es muy bueno, pese a haber realizado 130 kilómetros a pie, presenta una gran vitalidad y energía. Sólo ha tenido una pequeña irritación en los ojos debido al viento. El objetivo de Martha Zein es bordear toda Mallorca con el hilo.
Samantha Coquillat