Balears ya sufre los efectos de la plaga de medusas de la especie Pelagia noctiluca. Aunque inicialmente se limitó su expansión a la costa de Tramuntana de Mallorca y occidente de Menorca, los científicos ya han constatado su presencia masiva también en Cabrera. En este sentido, las Islas no escapan a la proliferación de esta medusa. La Pelagia noctiluca está creando problemas, incluido el cierre de playas, en todo el Mediterráneo occidental, desde Gibraltar hasta la costa francesa y Cerdeña. En Ceuta, casi 300 personas han sido atendidas en la última semana por su picadura, 700 en un mes. En la costa catalana y de Castelló, se calcula que unas 5.000 personas han sufrido sus picaduras en pocos días. En Balears, ha sido vista y se han padecido sus efectos urticantes en sa Calobra, cala Deià, cala Sant Vicenç, Port de Pollença y playas de Ciutadella, además de la detección de un grupo muy numeroso en aguas de Cabrera. De hecho, el pasado domingo se colocó en cala Deià la bandera roja (recomienda a los bañistas que salgan del agua) no por el mal estado del mar, sino por la presencia masiva de este tipo de medusa urticante.
Damià Jaume, investigador del Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (Imedea), ha explicado a este periódico que «en las últimas semanas se ha detectado una presencia importante de la Pelagia noctiluca en Balears y en todo el Mediterráneo occidental. No es una medusa extraña en nuestras aguas, aunque no tan común como la Rhizostoma pulmo, más conocida en las Islas. Sin embargo, en esta época se está registrando una proliferación de la primera fuera de lo común, cuyas causas no están del todo claras. Se trata de una medusa cuya umbrela mide unos 10 centímetros de diámetro. Es, por tanto, más pequeña que la Rhizostoma pulmo. Es transparente, con unas manchas rojizas. Sus tentáculos son muy finos y pueden llegar al metro de longitud».
En caso de picadura, Damià Jaume recomienda no aplicarse agua dulce ni frotarse la herida con arena o una toalla, pues el dolor podría ser incluso más intenso. «En principio, lo mejor es limpiarse la picadura con agua del mar, pero siempre sin frotar, y aplicarse una bolsa de cubitos de hielo, nunca directamente, pues los cubitos son de agua dulce. Si los efectos son más graves que el escozor habitual, hay que ir urgentemente al médico». El conseller de Medi Ambient, Jaume Font, ha encargado precisamente al Imedea una investigación científica sobre el fenómeno para establecer un protocolo de actuación. No obstante, Font recordó que las medusas son el alimento de las tortugas marinas, por lo que, en caso de decidirse una recogida, no se llevaría a cabo con todas.