El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, pidió ayer «cautela» a la hora de acometer la reforma de los estatutos de autonomía, con el objetivo de apostar no por aumentar la identidad nacionalista, sino por mejorar aquello que realmente preocupa a los ciudadanos, como la sanidad o la educación. Gallardón pronunció una conferencia en el Palau de l'Almudaina, organizada por el Ministerio de Defensa en el ciclo «Doce miradas, y fue presentado por el president del Govern, Jaume Matas, y por el ministro de Defensa, José Bono. En su intervención, Ruiz-Gallardón pidió además que se evite la tentación de caer en el discurso de confrontación de identidades con los nacionalistas, ya que pude ser el preludio al federalismo, Por último, consideró que debe conservarse y mantenerse intacta la soberanía en el pueblo español.
En toda su intervención, el alcalde de Madrid contrapuso la idea de nacionalismo mítico o identitario a la de patriotismo constitucional. Opinó que el nacionalismo identitario, que se empeña en mirar hacia los mitos del pasado, se está quedando «inerme» ante nuevos fenómenos como el de la inmigración, a quien no interesan ni la grandeza del pasado ni los personajes históricos. Añadió que el debate territorial es, en realidad, un debate sobre la igualdad de las personas y estimó que es falso hablar acerca de balanzas fiscales de los territorios, ya que no son los territorios quienes tributan, sino las personas.
Para Ruiz-Gallardón, España no es esa sociedad oscura que pintaron los intelectuales a principios de siglo. «Si dejamos de ser esclavos del de un determinismo histórico ineludible, como sucedió en la transición, podremos llegar a ser aquello que nos propongamos», señaló el alcalde de Madrid. En su presentación, el ministro de Defensa, José Bono, destacó que España es una nación y, por ello, la única que tiene relevancia constitucional. «España no es la madrastra de ningún pueblo», aseguró el ministro de Defensa. Jaume Matas hizo una semblanza personal y política del conferenciante y destacó de él que se trata de un político «de raza» que huye de los dogmatismos.