La Conselleria de Medi Ambient ha puesto en marcha una serie de acciones contra la colocación de cebos envenenados en el medio rural y natural. El uso de venenos, pese a ser ilegal, sigue siendo un recurso para eliminar especies predadoras para la actividad cinegética, como por ejemplo gatos asilvestrados, pero el resultado es mucho peor. Integrado en la cadena trófica, el veneno afecta a otras especies y puede llegar a diezmar la población de animales protegidos, como la milana. En 2005, y tras unos años de cierta tranquilidad y recuperación, dos milanas han sido halladas muertas por veneno en Balears, una en Santa Maria y otra en Artà.
En las acciones contra los cebos envenenados, Medi Ambient contará con la colaboración de la Fiscalía de Medio Ambiente, Servicio de Protección de Naturaleza de la Guardia Civil, Federació Balear de Caça, Direcció General d'Agricultura, Fundació Voltor Negre y otras entidades conservacionistas. El conseller de Medi Ambient, Jaume Font; el fiscal de Medio Ambiente, Adrián Salazar; el director general de Protecció d'Espècies, Antoni Gómez; y el jefe del Departament de Biodiversitat de la Conselleria, Joan Mayol, explicaron ayer las medidas a adoptar: campañas informativas de carácter general y entre los cazadores federados, control de la venta de productos que pueden ser utilizados como venenos, refuerzo de los servicios de inspección, control de predadores y especies conflictivas (gatos asilvestrados, gaviotas), medidas legislativas disuasorias, suspensión temporal de la caza en los vedados donde se encuentren cebos envenenados, seguimiento administrativo de los casos penales y utilización de emisores colocados en especies protegidas para localizarlas en caso de envenenamiento.
Entre estas medidas, cabe destacar el acuerdo de colaboración con la Junta de Andalucía para aprovechar sus perros adiestrados para la detección de cebos envenenados, con una efectividad mucho mayor que las inspecciones oculares por parte de agentes medioambientales. Según los resultados de esta inicitiva, Antoni Gómez podría plantear la creación de un servicio canino en Balears para la localización de venenos, aunque también existe la posibilidad de solicitar al Ministerio que facilite perros adiestrados a las comunidades que los pidan. En lo que llevamos de año, más de 40 cotos vedados de caza han sido inspeccionados en Balears en relación al posible uso de venenos.