«Las habilidades para consolidar un proyecto empresarial no son las del emprendedor», afirmó el profesor Iván Lansberg, experto en empresa familiar, quien ayer pronunció una conferencia en el campus de la Universitat de les Illes Balears en el marco de la jornada inaugural de la Cátedra Banca March de la Empresa Familiar.
Lansberg sostuvo que el reto «más importante» de la empresa familiar es su continuidad, la cual viene determinada por la sucesión en el liderazgo pero también por el compromiso de los accionistas con el proyecto de la empresa, el traspaso de la propiedad a las sucesivas generaciones -sin excesivas cargas fiscales- y su adaptación a un entorno globalizado.
Lansberg apostó por acometer un proceso de sucesión de la primera a la segunda generación desde la «transparencia y la profesionalidad». Recomendó la elaboración de un plan estratégico que marque los objetivos de la empresa, la evaluación de las capacidades de los directivos y su aproximación al proyecto empresarial.
El profesor Lansberg admitió que este proceso es más fácil en la teoría que en la práctica, dado que los lazos familiares y de afectos influyen en la toma de decisiones, las cuales deberían ser siempre objetivas. Por esta razón, recomendó la intervención de consejeros externos a la hora de evaluar las capacidades de los directivos de la empresa familiar y advirtió que todos los accionistas deben comprometerse con el proyecto y la estructura directiva de la empresa.