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Arquitecturas urbanas para el abanico de Alícia Llabrés

La artista protagoniza la cuarta entrega de la promoción Estiu d'Art, que podrá adquirirse mañana y el domingo con el ejemplar de Ultima Hora

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Alícia Llabrés utiliza elementos de la arquitectura para crear sus arquitecturas. Puertas y ventanas que se mezclan con referentes propios para obtener una historia. Una historia que la artista ha trasladado ahora a un abanico, el que protagonizará la cuarta entrega de la promoción Estiu d'Art, que cuenta con la ayuda del Consell y que podrá adquirirse mañana y el domingo con el ejemplar de Ultima Hora. «Trabajar con un abanico me ha obligado a simplificar, a adaptarme a un espacio reducido», dijo Llabrés. Primero pintó su idea sobre un papel y, después, tras varios bocetos, la llevó al formato semicircular. «En mis obras siempre intento que lo abstracto confluya con lo figurativo». De una manera «más intuitiva que teórica», la artista se deja seducir por lo que ve, que analiza y recupera a la hora de pintar. «Dejo que la estructura me marque las pautas. Sólo concluyo un cuadro cuando me dice que ya está terminado». En esta ocasión, sus ventanas y sus puertas se mezclan con manchas azules, lo figurativo y lo abstracto «se dan la mano y confluyen paralelamente».

Viajar le ayuda a encontrar nuevas arquitecturas, «el primer contacto que tiene el viajero cuando llega a una ciudad», y a incluirlas en sus obras. «Últimamente he descubierto los países árabes, que me han permitido conocer un poco mejor nuestra cultura». Por proximidad cultural, Llabrés se siente más cercana a «Jordania que a París». «La arquitectura de una localidad explica cómo es la civilización que vive en ella. Es su parte más artística».

En la actualidad, Llabrés trabaja dos gamas de colores diferentes. Por una parte, los azules y, por otra, los rojos y ocres. Los primeros los ha heredado de Jotpur y, los segundos, de Jaipur, ambas de la India. «No pueden juntarse porque funcionan individualmente». Su abanico nació azul, un azul que se mezcla con el blanco marfil. Así, su «realidad inventada», surgida de «paisajes urbanos» y mezclada con su propia manera de «ver las cosas», se transforma en el abanico en un paisaje también urbano que, esta vez, se ha adaptado a un espacio pequeño pero lleno de posibilidades.

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