L.MOYA
Para Jim Bird, «hay que disfrutar de pintar a la primera». Su
abanico, la tercera entrega de la promoción Estiu d'Art que
promueven Ultima Hora y el Consell de Mallorca y que podrá
adquirirse mañana y el domingo, nació de un instinto, de un
impulso. «No tenía una idea preconcebida, surgió de un gesto
espontáneo». Sin ningún por qué, sólo se convirtió en realidad.
El artista había utilizado el formato semicircular en otras ocasiones, «hace muchos años», pero siempre para «regalar a invitados». «Trabajar sobre un abanico no ha supuesto ningún problema para mí. Tan sólo he tenido que cambiar de formato. Ha sido como si pintara sobre un lienzo». El resultado, el mismo que hoy puede verse en sus obras. «Es el reflejo de mis cuadros». Unos cuadros que en la actualidad nacen en tonos monocromos, «blanco y negro y diferentes grises», y un abanico que también ha surgido en blanco y negro. «He dejado el color por una temporada. Me gusta ir variando porque cuando llego a conocer algo me aburro». Cambiar implica «ponerle un poco de sal a la vida».
Bird reconoce que abandonando el color, su obra puede haber ganado en crudeza. «Es fácil hacer algo bonito y sencillo, aceptable». Algo que, al artista, no le interesa. «Mi intención es quedar satisfecho con mis obras». Para el autor, «una pintura debe ser como la escritura, legible, pero la interpretación tiene que hacerla el espectador». De ahí que cada cuadro tenga múltiples visiones, una por observador.
«Mi pintura casi siempre surge de un gesto que intento no corregir. Si la retoco, lo hago mínimamente». Si Bird no queda satisfecho a la primera, empieza de nuevo o mantiene «una idea» que le ayuda a «realizar otro cuadro». «De las equivocaciones se aprende, aunque a veces nunca se aprende». O, si tiene dudas, retira durante un tiempo el lienzo porque, con los días, «cambia, como las personas». «Si cuando vuelvo a verlo lo encuentro diferente, significa que no soy el mismo». Entonces, puede continuar.